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Mi novio, El sicario.

Y es que es así como él, tan campante, me saca una sonrisa en el momento menos deseado, me la saca cuando se le da la gana, y como le venga en gana. Y es que, a veces me pregunto ¿Y para que se lucha? ¿Para qué tan siquiera me tomo el tiempo de pensar cuánto dolería su corazón su acabara con el? Es la estupidez paseándose por mi cabeza, si total, la imbécil soy yo creyendo que algún día mi corazón querrá alejarlo, estúpida yo pensar que puedo llegar a sacarme una sonrisa cuando esté sin él, estúpida yo al pensar que me recuperaré de una crisis emocional a causa de una paella sin estar a su lado. Y es que solo unas horas bastan para curar un corazón maltrecho, solo un poco del sabor de sus labios en cualquier parte de mi cuerpo logran equilibrar mi mente, tan solo un roce tímido de miradas desgarran el alma recordándome a gritos que lo necesito en mi vida. Y solo él es el dueño de mis desvelos, sólo él conoce la medida exacta de veneno y antídoto que se necesita para que esta mujer pueda seguir respirando. Ese amor dosificado, ese amor que de gota en gota cobra vida en este mar de lágrimas de cocodrilo. Hasta brujo será, si les contara, tiene la capacidad de cambiar la temperatura de mi cuerpo con solo una palabra, con solo una sonrisa... y no les miento, me irrita esa frescura con la que me calma, me irrita como pasa por encima de mis ganas de odiar para hacer de mis emociones solo un maldito poema de amor y felicidad. Vaya que me manipula el pensamiento, Se ha vuelto hasta ingeniero de mi cabeza y mi corazón, ya conoce cual es el cable que hay que cortar en una situación de riesgo, ya sabe como alejar el peligro... y ahora me encuentro en este limbo de plena seguridad, que nunca jamás se prenderá la alarma roja, que ese sonido que deambulaba por mis venas de ambulancia cargada de moribundos desaparecerá. ¿Hospitales de amor? Já! no volveré a saber de ellos... El muy cabrón tiene el cartón de médico bajo el brazo, conoce mis reflejos, conoce como tocar mi piel para hacerme ahogar en aguas tibias. Que Dios se apiade de su alma, ladrona de corazones, victimaria de amores, Que Dios le perdone el haberme hecho presa fácil de su encantamiento. Y que la virgen la proteja por hacerme creer que jamás quisiera encontrar la llave de mi libertad lejos de su lado.