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Primavera

"Casi nunca escribo cuando estoy feliz" -le dije.... y heme aquí cinco horas después, escribiendo entre calambres y temblores en mis dedos por las chispas de buena energía que quedaron impregnadas. En seis horas de alguna manera me las arreglé para mostrar cada una de mis facetas, desde las más íntimas hasta las más corrientes... ya saben, mi sutil coquetería, mi humor negro, mi sexualidad alborotada, mi risa nerviosa, la honestidad rigurosa, la compasión por la tercera edad, cicatrices, manos descuidadas, bailes en el auto, aires de cantante y una pequeña muestra de la suavidad de mis labios. Resulta que desde que hicimos contacto visual me sentí en casa... Es de esas, de esas que te inspiran confianza, que te dan ganas de acariciarles el alma, de esas que sonríen a menudo y sus carcajadas son más contagiosas que el famoso virus del Zika. Es de esas que les gusta el buen trago, los excesos, de esas que viven con sed por la vida, por las emociones... De las que se animan a cantarte la tabla pero pueden intimidarse con tan solo un roce de palmas. ¿Heridas de guerra? Como todas! su gusto exquisito por la pubertad la ha dejado llorando un par de veces, y no es para menos... ¿Enamorarse de una fantasía y enojarse con la realidad? Ja! por favor... mi especialidad... quizás fue eso... su habilidad para hacerme sentir las cosas que contaba. Me cautivó por completo, y luego... como siempre, no pude parar. Huele a primavera por una sola razón; es de esas que te anuncia que el verano (por lo que esperas todo el año) está a punto de llegar. No me importa averiguar si me gusta, no estoy interesada en tocarle la espalda bajo la blusa o recorrer sus orejas mientras conduce... Llegó por algo y ya saben lo que dicen, la curiosidad mató al gato.

Un Domingo mexicano

He caminado casi 40 minutos, el aire es frío, al respirar puedo ver el humo que sale de mi boca, miro al cielo y miro al piso, ya no hay sirenas de ambulancia, no he vuelto a llamar al 911, el insomnio dejo de visitarme y la ausencia de frenesí parece ser una buena opción. Me dejo llevar, todo se reduce a la tranquilidad, te das cuenta que el amor en cualquiera de sus formas no requiere de emociones desbordadas, no es la pasión exagerada que muestran en las películas cuando el tipo se salta la seguridad del aeropuerto para recuperar al amor de su vida, no es la posición fetal en el rincón de tu cama agarrándote las rodillas y llorando porque se fué... no hay tal amistad a lo <>, no tuve que estar trepada en un camello con tres amigas en Abu Dhabi para poder sentir que contaba con su apoyo. Dejé de creer en las fantasías que creí ciertas desde pequeña, dejé de tener miedo a lo efímero, perdí de repente los nervios de expresar lo que pienso, de tocar cuando quiero y de bailar en la calle, me empezó a importar muy poco si soy parte o no, renuncié a encajar... en el estudio, en los amigos, en el coqueteo, en los ricos, los pobres, la clase media, los hombres, las chicas, los rockeros, los hippies... ¡Me harté de hacerme la que todo me place! Acepto mis etapas, mis estados de ánimo, incluso aquellos que me exponen ante otro, me hice amiga de mi torpeza, mi humor negro, la morbosidad que me acompaña y mis 148 centímetros de estatura! Sonrío porque llueve, porque hace sol, sonrío cuando logro llegar temprano a clase, cuando me abren la puerta del auto, sonrío cuando me dicen "Buenos Días", Sonrío ahora mismo, sonrío al pensar que soy mi prioridad, sonrío cuando me amo, cuando me abrazo, sonrío cuando oro, cuando miro al cielo... pero sobretodo sonrío cada vez que miro al rededor y me doy cuenta que definitivamente alguien tenía mejores planes para mí que yo misma. Buen Domingo