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Diario de una ex-novia Tomo II

Llegó a preguntadera, ¿Qué estará haciendo? ¿Por qué no me ha buscado? ¿Por qué se fue? ... no sé si es mi ego hablando o mi inminente equivocación al creer que no lo amaba cuando si lo hacía. ¿Qué es? ¿Qué me pasa? .. ¿Fué amor? Hoy lo imagino en las calles. De una forma muy extraña en poco tiempo lo invité a todo mi mundo, y como era de esperarse cada paso que doy me recuerda a su presencia. La primera cita, las primeras risas, el nerviosismo de la pasión. Porque carajo cuando no se tiene es cuando más ganas da... Hoy sé y soy consciente que la única cura para esto es el tiempo, escribiré cada vez que la ansiedad me domine, escribiré cada vez que su rostro me invada. Es la primera noche en mi cama, sin un rastro de él, más que su saco, el cual llevo puesto para tratar de sentirlo cerca. Pero su aroma se ha ido, no puedo dejar de pensar en que quiero decirle Buenos Días, en que no quiero que nadie más lo bese, lo toque, lo acaricie. Lamento tanto este dolor, lamento tanto no haberlo evitado. Lamento incluso que lo lamente, deseo con ansias tener alegría, cariño, felicidad de que se haya cruzado en mi camino, pero solo encuentro tristeza de que se haya marchado sin una explicación, tan de la nada. Tengo rabía de creer su última promesa, de tener esa ilusión, tengo rabia de haberle creído que todo cambiaría y que hoy esté sola. Carajo, si ese sujeto supiera lo que pasa por mi cabeza en este momento, si pudiera telepáticamente decirle -Te mentí, si te amaba. Pero con llanto ni arrepentimiento se logran las cosas. Hoy entiendo que si no está en camino es porque ya no lo necesito, y duele... ¡Como duele! Repetir esa canción una y otra y otra y otra vez. ¿Saben? me encantaría saber que no soy la única en estas, que le cuesta olvidarme, que le cuesta dejarme atrás, que hoy se pregunta ¿qué faltó? pero eso no lo sabré hoy ni mañana, quizás nunca. Hoy le creo que me amó, que lo intentó y aunque con rabia hoy aceptó que se quiso ir y que tiene todo el derecho. Solo por hoy seguiré mi camino y aunque me cueste, cada vez que lo recuerde enviaré para el lo mejor. Felices 24

444 Palabras de desamor.

Y hoy le dedico mi escritura, le dedico el tiempo que me tome escribir lo que siento, para una vez finalizado este proceso de honestidad llegue a mi la tranquilidad. No es santo de mi devoción y tampoco la mejor persona que haya conocido, pero sin duda alguna es una, que ha marcado mi vida, que ha dejado una huella en mi cabeza y en mi corazón que con suerte lograré sanar para recordarlo con alegría, agradecimiento y cariño. Aún no sé si lo espanté o se marchó porque quisó, aún no sé si me amo o fui solo un capricho, pero fui sincera, me queda el consuelo de haberle entregado mis momentos mas honesto. Le entregue mi sonrisa, mis lágrimas, mi desespero, mi locura, mi entrepierna, mi sudor y mi esperanza. Le entregué el capitulo hasta ahora, más importante de mi vida; mi limpieza. Le agradezco infinitamente que me haya recibido como una persona en proceso de cambio, que me haya elegido para acompañarlo por unos meses. Es una lástima y lamento mucho no haber podido llenar su corazón, no haber podido ser su felicidad completa, su polo a tierra, su “para siempre”, entre tantas cosas lamento no haberle sido suficiente. A la larga, supongo que tampoco lo fue para mí, le agradezco sus ganas de intentarlo hasta que pudo. Reprocharé una y otra vez sus errores seguramente, recordaré las demandas que nunca cumplió, las promesas rotas y las caras largas. Admiraré siempre su capacidad de vivir de ilusiones, su optimismo sin límites y su torpeza. Guardaré en mi alma sus secretos, sus puntos débiles, sus dolores. Mantendré bajo llave la primera vez que lo ví, el primer beso que le dí, su sonrisa destartaladamente encantadora, su particular forma de vestir y su nerviosismo a la hora de abrir la boca con coherencia. Contaré a todo el mundo sus detalles para conmigo, su parkinson en el medio de un parque al dedicarme una canción en vivo. Odiaré su abandono sin razón ni justificación, su terquedad, sus mentiras y engaños. Lloraré cada vez que tome consciencia de que pudimos haberle puesto más ganas de las que tuvimos, cada vez que de pronto lo mire desde lejos con otra chica. Camuflaré mis ganas de correr a verlo de vez en cuando, mis ojos triste que hoy reflejan que se ha ido. Dormiré cada vez que quiera besarlo, que quiera amarlo de nuevo. Y finalmente lo olvidaré, lo olvidaré cuando esté en la ducha cada mañana. Lo olvidaré cuando recuerde que valgo la pena, lo olvidaré cuando respire, cuando baile, cuando camine, cuando canté, cuando lloré de alegría y por supuesto, cuando me case. Felices 24.